El siglo XX fue para Burriana sinónimo de esplendor. El puerto supuso la apertura de la ciudad a la exportación. Un canal económico que permitió que la calidad de nuestro producto viajara a destinos internacionales y que llegaran a nuestra ciudad capitales dispuestos a quedarse. La visión de futuro de una ciudad que hoy configura nuestra identidad. La que reivindicamos.
Burriana merece ser capital económico, escenario de oportunidades. Las rebajas son para periodos concretos. No pueden convertirse en guía de un proyecto de ciudad.
Flaco favor le hacemos a nuestros vecinos si el futuro navega con miras cortoplacistas. La ambición, las aspiraciones de una ciudad no pueden verse limitadas por un gobierno de saldos. Y Burriana ha tenido una oportunidad crucial para defenderlo en los fondos Feder.
No podemos conformarnos con las migas mientras otros se pegan el festín. Con una inversión de 10 millones de euros que permite planificar el futuro a medio y largo plazo de Burriana, resulta poco convincente apostar por proyectos que podemos asumir con fondos propios. Dejamos atrás con ello el desarrollo que nuestra ciudad reivindica, el que moviliza al capital inversor, el que nos convierte en atractivo para los mercados.
Burriana merece más. Nuestro potencial es mucho más elevado. Y dejar pasar estas oportunidades nos niega futuro. El que nuestros antepasados planificaron con esfuerzo, con ambición y con tesón. El que le falta al gobierno de pactos, al gobierno de rebajas, a la coalición que suma gasto y resta oportunidades.